Una nueva habilidad

De las tantas no siempre malas habilidades que voy desarrollando en lo que va de año, la de hoy es la que tal vez llame más la atención. No por el logro de sus fines sino por la ejecución de sus medios. Todavía recuerdo aquel comentario sobre el tema de las compensaciones:

No compensa transportar en un camión un sólo libro o a través de un puerto USB una insignificante cantidad de datos; para eso esta el RS-232.

Pero la clase no es algo que se analice con lógica. Por eso al acto ejecutado por mi amigo Peter Breaker de comprar un pantalón de Armani para que le hiciera juego con la bolsa azul de la compra, miles de científicos lo calificarían como una evidente práctica de imbecilidad. Pero no lo es. Comprar un pantalón de Armani para una fiesta no es clase, es etiqueta. De la misma forma en la que unos no entienden lo que piensan los que han tenido una experiencia cercana con la muerte, propia o no, el arte de transformar un pantalón en bermudas en una medida temporal record, sin ser un trabajador del régimen comunista de Hu Jintao, sólo es apreciada por los que practican símiles circunstancias. Y si, estrellarse con la moto en un monte después de derrapar 20 metros y con el riesgo extra de que el intento venga acompañado de un vuelo al precipicio, es la forma que más clase tiene de hacerlo.

Nadie puede negar a día de hoy el hecho de que tenga unas nuevas, bonitas y personalizadas bermudas verdes.

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