Por un lado tenemos la verdad absoluta. Todos estamos de acuerdo en que el ser humano no tiene acceso a ella. Por lo tanto todas las verdades que guían nuestras vidas son meramente parciales. ¿¡Verdades parciales que creemos como si fueran absolutas!? Por otro lado tenemos la suerte. ¿Existe realmente la suerte o el hombre en su comodidad llama así a los factores que no puede medir?
Antes llamaban magia a cosas que hoy en día se pueden explicar científicamente. ¿Por qué entonces no puede ser que hoy llamemos suerte a factores que mañana podamos medir o explicar? La suerte, la magia o la verdad absoluta, son conceptos inalcanzables en tiempo presente. Conceptos problemáticos porque definen erróneamente la realidad. Nos ponemos muchos límites. Nos conformamos con eso que definimos verdad y no vemos más allá. Cada uno debe vivir su ilustración y plantearse si las verdades que conocemos están cerca, o no, de la verdad absoluta. Pero claro. No sabemos cuál es la verdad absoluta que debemos tomar como parámetro. Entonces nos encerramos en un círculo del que no podemos salir nunca
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