Piensa mal y acertarás

Si le preguntase, previa suposición de que es usted sobradamente inteligente, como haría para recaudar toneladas de dinero de manera sistemática y temporalmente coordinada en cada país en donde la democracia este «felizmente» instaurada, usted probablemente me respondería que intentaría hacerse con la cadena Mc Donald´s, lo cual no considero una respuesta completamente equivocada pero tampoco del todo acertada. Estamos de acuerdo en que los ingresos de esta cadena no son precisamente bajos y que hasta yo mismo contribuyo en ciertas ocasiones a sus arcas; más que nada cuando quiero hacer trabajar mi sistema digestivo desafiándolo a que rompa la rutina de ingesta de alimentos sanos. Pero no, no son esas las sumas a las que quiero que aspire. Apunte usted más alto, bastante más.
Sé que después de un rato maquinando planes de multiplicación acabaría usted por plantearme un sistema de estafa piramidal al mejor estilo Forum Filatélico o, apuntando incluso más alto, otro como el de aquel asqueroso estadounidense (perdone la redundancia) ex-presidente del NASDAQ. Pero tampoco. Déjeme corregirlo nuevamente: para esta consigna la solución tiene que ser legal.
Vamos caballero, no me mire así. Para un hombre puesto en finanzas como usted esto debería ser tan fácil como adivinar cuantas películas se producirán este año sobre la Alemania nazi; tres más, tres menos. Piense, no es difícil. Sé que ahora mismo puede estar sufriendo un lapsus de irresolubilidad y que acabará diciéndome que si la solución a dicho dilema pasa por la vía de la legalidad, entonces dicha solución es imposible y que en ese caso estaría tomándole el pelo. Una vez más amigo, no. Voy a demostrarle que no.
Yo, como buen hombre de finanzas invertiría primero en medios de comunicación. Luego me asociaría con las entidades bancarias más potentes y juntos intentaríamos extendernos a otros sectores fuertes como el petróleo o las energías. No acabando aún, utilizaríamos nuestras radios, periódicos y televisiones para hacer correr el rumor de que el petróleo escasea y subiremos su precio hasta que repercuta negativamente en el consumo. Basándonos en esa subida de precio que nosotros inventamos utilizaríamos nuevamente nuestros medios de prensa para comunicar al mundo que hay una crisis gestándose y lo justificaríamos apuntando a que no hace falta más que mirar el precio del petróleo para darse cuenta. Eso si, lo repetiríamos constantemente hasta que la población de cada país del mundo no se atreviera a dudar de su existencia. Entonces, esperaríamos los efectos sociales con lápiz en mano para apuntar estadísticas y de paso nos reiríamos recordando que una mentira mil veces contada…
Espere, esto no acaba aquí, déjeme terminar. Cuando la gente haya aceptado esa mentira como verdad, diremos que nuestras empresas están en crisis y pediremos al gobierno que las reflote inyectándole grades sumas de dinero siempre que provengan de los contribuyentes. Presionaríamos para que esto ocurra y como podrá usted imaginar, jamás nos negarán tal petición porque son «conscientes» de que una gran crisis está amenazando la economía nacional. Cierto es que puede haber algunos grupos sociales que se manifiesten incrédulos al respecto, pero no serían un problema porque les contaríamos mil, cien mil o un millón de veces la misma historia. ¡Hasta que por fin aprenderían, los malditos!
Para concluir nos repartiríamos el Botín (no me corrija, está puesto con mayúscula adrede) y luego volveríamos todo a la normalidad reacomodando los precios y contagiando de optimismo al vulgo que volvería a ser feliz con el barril de Brent a menos de cincuenta dólares.
Y lo mejor de todo, caro amigo, es que todo sería completamente legal, y por sobre todas las cosas, legítimo.

Deja una respuesta