Decadencia

Miles de veces he oído a las feministas pronunciarse sobre temas específicos sin argumentos suficientes y empleando la interrupción constante, los gritos y la falta de respeto como únicos métodos de expresión para comunicar sus quejas e inconformidades. Se reúnen en masas, crean pancartas, protestan y peticionan. En sus comienzos lo hicieron reclamando los derechos que la mujer nunca tuvo. Hoy lo hacen con pancartas donde nunca falta la palabra feminismo.
Una cosa es pelear por un derecho que nunca se tuvo y otra cosa es promover el feminismo, porque este último, al igual que el machismo supone una inclinación moral y jurídica de la balanza hacia un género específico.
Estas feministas, a las que se las distingue claramente del resto de las mujeres que pelean por sus derechos, son inconformables. Usan la palabra machista siempre que se les pide realizar una tarea con la que no estén de acuerdo. Se diferencian de otras mujeres luchadoras porque no saben escuchar, no respetan a sus parejas e, irónicamente, se sienten sexualmente mucho mas atraídas por un hombre machista que por uno que no lo es. Ese colectivo minoritario, pero que crece a pasos agigantados, no le hace nada bien a la imagen de la mujer moderna.

Deja una respuesta