Bueno, dentro de poco habré dado cuarenta vueltas al sol fuera del cuerpo de mi madre.
Tengo que agradecerle a la vida la oportunidad. Mi hermano, por ejemplo, no pudo. Solo dio 19. A mi se me está permitiendo el lujo. Y digo lujo porque he llegado decentemente: me mantengo joven e inteligente. Librepensador. Sincericida.
He llegado pobre, si. Pero, después de todo, el dinero está sobrevalorado. No eres realmente rico hasta que no tienes algo que no puedes comprar con dinero. Y a mi se me regaló el autoconocimiento. Un bien impagable que la vida priva a muchos.
Me ha puesto demonios en el camino. Externos e internos. Los he sobrevivido. A un demonio no se lo mata. Se lo sobrevive.
Me ha puesto falsos amigos, falsas esposas. Los he sobrevivido. A una esposa no se la mata, se la sobrevive. Me he salvado de morir. Tal vez unas seis o siete veces. Thor y Odín han estado siempre a mi lado. No sé por qué. Nunca les he rendido suficiente pleitesía.
Me he maravillado y con la misma fuerza he pasado a la apatia total. Luego me he vuelto a maravillar.
He sido un temerario y luego le he tenido miedo a la muerte. Es posible que aún le tema. No lo sé. Habría que preguntarle al otro NiPeGun.
¿Cómo no agradecer toda la experiencia? Si es de bien nacido.
A veces me reconforto sabiendo que hay gente que no ha sufrido. A ellos no se les ha dado la oportunidad. Que otros se jacten de lo que han escrito, dijo.
De alguna forma lo celebro todo. A mi manera. Fría, calculadora. Y al mismo tiempo tal vez un poco emocional.
¿Cómo no celebrarlo? Si se me ha dado el don de poder elegir entre vivir en la verdad o en la mentira. Otros no pueden, y algunos creen que eligen, peor. Si cabe.
He llegado hasta aquí. A veces reparado, otras renacido. A veces temeroso y otras temido. A veces temerario y otro día te cuento.