Arrepentimiento

Finalmente comprendió que el don de la paciencia le había sido vedado. Fueron varios los intentos de convencerse de lo contrario pero realmente nada de lo que intentaba daba resultado. Por eso se fue. Se fue lo más lejos que un hombre puede irse. Comprendió entonces que no soportaba al ser humano. No era salubre encajar perfectamente en una sociedad completamente enferma. La tierra lo aprovisionó de lo necesario. No vio turistas, ni aviones. No vio gente. No vio nada mas de lo que quería ver y no se sintió solo. No, porque la sensación de soledad era algo que en realidad se acusaba más en la sociedad que fuera de ella.
Alli estuvieron él y la naturaleza. Miles de veces pensó en volver y otras miles pensó que no. La sociedad allí estaría. Allí siempre, incluso luego de su muerte. Y no se sintió solo. Más años, más calma; ningún ser humano. Pero allí estarían. No iba a ser él el único sobre la Tierra. Habría muchos seres humanos. Todos viviendo sus vidas automatizadas, pero habría muchos. Que él no viese algo no significaba que eso no existiera. Entonces no se sintió solo. Sabía que estaban él y la naturaleza, pero también la sociedad con sus autómatas.
Aún teniendo la certeza tuvo que volver para comprobarlo. Pero ya era demasiado tarde.

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