Complicidad

Señor Y:

En uno de mis incontables días de complicidad derechista con mi amigo Pedro, Peter de ahora en adelante, ha tenido usted que aparecer, y no por casualidad, en la pantalla de mi ordenador portátil. Digo no por casualidad porque de tantas cosas que aprendo a diario dialogando con Peter, el conocimiento de su existencia era sólo una cuestión de tiempo después del de la librería Europa y de la sospechosa reunión pre 11M del presidente del partido político de la oposición de aquel entonces con el rey de Marruecos quince días antes del atentado.
Pero sucedió… Unos minutos después de analizar un juego de ordenador llamado «Sombras de guerra, la guerra civil española» y luego de llegar ambos a la conclusión de que estaríamos muy a gusto escuchando las variaciones Goldberg de Bach mientras practicamos el canibalismo al mejor estilo Hanníbal Lecter, acto en el que el bolchevique responsable de crear tal aberración digital emularía por supuesto al sargento Hutchinson, Peter me pasó la dirección de un blog de internet de lectura obligatoria. En ese momento, al igual que en muchos otros, corroboré que mi amigo, como tantas veces me repite a diario, sólo me ofrece lo mejor de lo mejor.
Déjeme decirle que lamento que mis vecinos no sean como usted y como él. Que lamento que la gente con la que me relaciono a diario vea más agradable la repetición de las teorías ajenas que el análisis de las mismas, ya sean rojas o blancas como la pulcritud de la derecha. Y menciono lo de analizar ambas para no olvidarnos jamás de lo asquerosamente equivocada y retorcida que es una de las dos, creo que no necesito aclarar cuál.
Pero sepa usted, señor Y, que aunque seamos menos, somos mejores. Que aunque estemos separados siempre terminaremos unidos. Que si uno de los nuestros sabe más que el resto nunca lo envidiaremos como hacen los rojos acomplejados entre ellos, sino que trataremos de exprimirlo hasta el agotamiento para absorberle hasta el último resquicio de sabiduría que luego compartiremos con los que empiezan a darse cuenta de que cuando la teoría no se corresponde con la práctica hay algo que anda mal, y que eso no es casualidad que ocurra muchas más veces cuando se analizan las acciones de la izquierda que cuando ven como obramos nosotros.
Por eso, desde San Sebastián, le enviamos un cordial abrazo y le rogamos siga usted haciéndonos ver que muchas de las cosas que creemos son al fin correctas y que la verdad es mucho menos complicada que lo que la tergiversan estos bastardos. Aquí estaremos para lo que necesite, tanto para bebernos juntos una buena Franziskaner, como para pegarle una patada en el culo si decide usted pasarse al otro bando.

Un gran abrazo

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